Domaine Gille

Borgoña

En 1851, François GUILLAUME, periodista regional, escribió un libro sobre la historia de la Côte d’Or en él que comenta que la familia GILLE, la más antigua del pueblo, está presente en Comblanchien desde el 1570. La finca tal y como existe en la actualidad fue construida por Vivant GILLE (1877 – 1938) y el viñedo ha crecido significativamente gracias al trabajo de Pierre GILLE (nacido en 1947) y su esposa Anne-Marie que trajeron las denominaciones de Vosne-Romanée, Pommard, Nuits-Saint Georges 1er Cru, Chambolle-Musigny 1er Cru y Corton Gd Cru. La transmisión está en el centro de la filosofía de la casa. No es una vida basada en la carrera o el trabajo. Es la pasión por transmitir un legado que tomó siglos construir. Para hacer esto, hay que enseñar a la próxima generación una combinación de tradición y adaptación al cambio. En el viñedo y la bodega, la tradición guía cada paso y la innovación es fuente de inspiración. La familia Gille comenzó a explorar el mundo mucho antes de que viajar fuera fácil. Cuando vamos a buscar una botella a la bodega es por el placer de compartir la magia de una denominación, de una añada. El vino es el reflejo de su alma como viticultor. Las emociones que revela la complejidad del vino han inspirado a menudo a artistas y filósofos a lo largo del tiempo.

Borgoña es el lugar de nacimiento del Pinot Noir y de la Chardonnay. El sistema único de clasificación climática permite que estas desarrollen notas y expresiones únicas. Estas variedades de uva, creadas por los fundadores de Borgoña, exigen claramente una agricultura reflexiva y respetuosa. Así, a lo largo de los siglos, se han cultivado esas vides con mucho caríño y respeto. En la finca, el 70% de las viñas son viejas (entre 45 y 90 años). Es una gran suerte que puedan producir vinos con viñas con tanta historia, ya que esto se refleja en la complejidad de los vinos que son a la vez afrutados y elegantes. Todo lo bueno debe tener un precio, y el precio que pagan por tal calidad es un rendimiento inferior. Finalmente, el objetivo es preservar la multitud de levaduras presentes en la película de las bayas: garantizan la expresión de los diferentes climas. Cada año las levaduras, el balance fenólico de la uva es diferente. Esta es la magia del Pinot Noir. Es decir, revelar todo el potencial de la uva a través de la fermentación natural. En esta época del año la duda y el estrés abundan mientras que el sueño escasea. Luego, de forma más tranquila y siempre sin intervención, los vinos reciben la misma atención durante su crianza en barricas de roble. Por lo tanto, es imperativo elegir cuidadosamente el surtido de barricas para cada denominación. El origen de la madera, los tostados asi como el estilo de la tonelería, son parámetros a tener en cuenta.